Antes me llamaron rara.
El miedo al rechazo me hizo callar,
las miradas cobardes me bloquearon,
el terror a destacar a los ojos aterrorizados de mi madre, me dejó anulada.
Antes me llamaron rara,
y mis juegos incomprensibles
y mis amistades inexistentes,
los tuve que esconder para no perderles.
Tuve que fingir mucho, y luego
me tuve que rehacer.
Al crecer y abrir mis alas, encontré
muchas otras almas que como yo
fueron llamadas raras.
Me sentí acompañada, volví a casa
y saqué mis juguetes y juegos
de las escondidas cajas.
Ahora me llaman especial, y si acaso extraña porque algunos no entienden, y despierta y conectada.
Y ahora mi madre me fija sus inocentes ojos y me brinda otra mirada. Me reconoce, me idolatra, ve en mí la mujer que ella temió ser, y me muestra al mundo sin pudor, se siente orgullosa y salvada.
Y Yo celebro la vida! los encuentros de almas, la valentía, el derecho a ser lo que soy y mostrarme ante las otras miradas sin el temor de antaño a ser rechazada.
Ahora sé y me siento afortunada, soy yo, soy yo, soy yo.
María del Carmen